«El club de los vándalos», de Jeff Nichols.

El director de “Take Shelter” y “Midnight Special” escribe y dirige “Bikeriders” (en su título original), película inspirada en una serie de entrevistas reunidas en el libro de fotoperiodismo de Danny Lyon. La ficción desarrolla lo que acontece con “Los vándalos”, un grupo de motociclistas de Chicago durante los años 60 y principios de los 70 que se transforma, a lo largo de esos años, en una  suerte de pandilla violenta y descarnada.

Los colores de la chaqueta son sagrados. Dan sentido de pertenencia, y eso lo es todo. El club reúne a motoqueros que no solo disfrutan de andar en moto, tomar cerveza y divertirse, sino que se sostienen entre ellos, se cuidan la espalda en todo momento. La película de Nichols pone el foco especialmente en la relación amorosa de Kathy (Jodie Comer) y Benny (Austin Butler), quienes se conocen una noche en el bar donde funciona el club liderado por Johnny (Tom Hardy), quien ejerce una influencia hasta peligrosa sobre Benny. 

En el grupo parece que ninguno tiene demasiado que perder. Se arriesgan en violentas luchas con otros clubes, se desafían con cuchillos, y si alguno resulta lastimado toman venganza por mano propia. La cruda violencia está a la orden del día y la película da cuenta de ello en escenas muy bien logradas, las cuales se alternan con aquellas en la que se refleja lo que pasa con la relación entre Kathy y Bennie. Él siempre termina metido en problemas y ella quiere salvarlo. Le pide que deje todo, pero se olvida de algo importante: no se puede obligar a alguien a dejar que haga aquello que lo apasiona. Es interesante como Nichols plantea el “ser” y “pertenecer” de estos personajes tan distintos, pero que ante cualquier peligro se muestran unidos. 

A lo largo de los años el club toma relevancia y muchos quieren sumarse. La Guerra de Vietnam y los jóvenes que vuelven de allí quieren ser “vándalos” también, al igual que los motoqueros de otras ciudades aledañas. Lo que comienza como un club pequeño y de amigos que se conocen toma niveles desconcertantes y todo de a poco comienza a irse de las manos. 

“El club de los vándalos” tiene una narrativa prolija (en exceso) y entretiene al espectador en este juego de escenas violentas y dramáticas, muy bien hilvanadas y construidas desde lo artístico y lo técnico. La recreación de la estética de los ‘60 en el medio oeste estadounidense, el vestuario a tono, las flamantes Harley Davidson por las calles desérticas y el tono en el que se trataban ciertos aspectos (más allá de poder caer en una suerte de cliché) está muy bien planteado. Mención aparte para la banda sonora de la película (disponible en Spotify). 

Tom Hardy, Jodie Comer, Michael Shannon y Norman Reedus aportan a sus personajes distintos matices que son funcionales a la trama. Respecto de Austin Butler, Nichols aprovecha el atractivo físico del actor en varios planos, pero no logra trabajar el personaje más allá de su apariencia, lo que queda expuesto en las escenas dramáticas que comparte con una actriz del tamaño de Jodie Comer. 

“El club de los vándalos” es una película que cumple con las expectativas, tiene un guión efectivo (aunque no es su punto fuerte), una dirección precisa, recursos técnicos impecables y  muy buenas actuaciones. 

Calificación: Muy buena.

Puntuación: 3.5 de 5.

Título Original: “The bikeriders”. Dirección Jeff Nichols. Elenco: Austin Butler, Jodie Comer y Tom Hardy, Michael Shannon, Mike Faist, con Norman Reedus. Distribuidora: Universal Pictures.


Descubre más desde OCIOPATAS.

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario

Descubre más desde OCIOPATAS.

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo