Miradas sobre cine y teatro. Colaboran Cecilia Della Croce, Claudia Ferradas y Fabio Albornoz. Un sitio de Manuel Germano

Cine: «El infiltrado del KKKlan», de Spike Lee.

Las luchas históricas por la igualdad racial, la discriminación y el modo de vivir de los afroamericanos en el bronx, eran todas cosas que la gran industria de Hollywood evitaba abordar o tratar con sumo cuidado. Pero esa invisibilización se estaba haciendo cada vez más complicada de resistir. Aparecieron los black power, los black panthers, Martin Luther King, Malcolm X, y un cine en paralelo que empezó a desarrollarse: el blaxploitation.


Este movimiento cinematográfico de los años 70′ era un cine hecho por negros y para negros (así les gustaba titularlo). Y gracias a la fuerte importancia que adquirió en los circuitos underground, muchos actores se fueron transformando en culto. Este es el primer registro concreto que podemos encontrar de la visibilización de los negros en el cine.

En el 86′ entra en escena Spike Lee, un director afroamericano que filma “She’s gotta have it”: esta cinta independiente no es más que el puntapie de lo que irá trabajando a lo largo de su filmografía, explotando con “Haz lo correcto”, una carta sobre los barrios más humildes del bronx, y todo lo que la industria nunca se había animado a narrar. El guion lo escriben el propio director, Kevin Willmott, David Rabinowitz y Charlie Watchel.


La perfecta combinación entre drama y comedia hicieron de Spike Lee un excelente narrador pero también una pieza clave para lograr este Hollywood actual lleno de inclusión y culpas del pasado. “El infiltrado del KKKlan” (“BlacKKKlansman”) marca su regreso a ese cine guerrillero y provocador que tanto le apasiona. Y lo hace en el momento justo, con un Donald Trump al poder y el resurgimiento de la xenofobia y los grupos neonazis dentro de la sociedad norteamericana.

A principios de los años setenta, una época de gran agitación social con la encarnizada lucha por los derechos civiles como telón de fondo, Ron Stallworth se convierte en el primer agente negro del departamento de policía de Colorado Springs. Pero es recibido con escepticismo y hostilidad por los mandos y algunos de los agentes. Sin amedrentarse, decide seguir adelante y hacer algo por su comunidad llevando a cabo una misión muy peligrosa: infiltrarse en el Ku Klux Klan y exponerlo ante la ciudad.

“El infiltrado…” es una película brillante porque esta filmada con un compromiso enorme. Hay una necesidad de rodar esta historia, una necesidad que proviene de las visceras, y porque claramente Lee se propone criticar sin tapujos la ficción y la realidad, la sociedad y la política. Esto es un manifiesto cinematográfico y político, de esos necesarios que llegan en el momento crucial, cuando el mundo más los necesita.

“El infiltrado…” es la película más redonda de Spike Lee desde “La hora 25” (2002), y eso es sencillamente porque lo tiene todo. Es un producto de una inteligencia abismal, con un guion que conjuga comedia drama, policial y trozos de lo documental.


El film narra un caso real relacionado con el Ku Klux Klan (aquella organización racista a favor de la supremacía blanca), pero lejos de caer en lo meramente dramático, Lee conduce los carriles de la historia a una caricatura ‘exagerada’ que coquetea con las buddy movies y desafía todo el tiempo al espectador, al cine y a los políticos. ‘Todos fueron complices de esto, y volvieron a poner en el poder a un tipo igual’, eso parece querer decirnos el director.


La industria cinematográfica tampoco queda ajena a todo esto. La mítica y trascendental “El nacimiento de una nación” (1915), de Griffith, es conocida además de por sus enormes logros en el cine (montaje paralelo, movimiento de cámara, noción de estructura, noción de planos), por tener un contenido muy racista, con el KKK como principal figura liberadora de una sociedad amenazada por negros primitivos, salvajes y asesinos. Spike Lee mira a la cara a Griffith, lo expone y con ello también a todo Hollywood. “Lo que el viento se llevó” será otra victima de este manifiesto cinematográfico filmado con una capacidad de provocación asombrosa y nada habitual en la industria.


Como contracara, se le rinde culto al blaxploitation con emplazamientos, posters que usurpan la pantalla, movimientos de cámara tradicionales y los excesos propios de ese cine. Las luchas sociales que llevaron adelante los afroamericanos en los años 70′ tienen un papel central en la estructura de esta película, la cual pendulará siempre entre un carácter activamente político y puramente humoristico.

El montaje de Barry Alexander Brown es preciso, trazando y confluyendo sus tramas paralelas de una forma excepcional, a la vez que introduciendo lo documental, las fotos, archivos y demás. Hay incluso una especie de juego interesante en el que los sonidos/diálogos de escenas anteriores o posteriores contaminan lo presente, lo que estamos viendo. Es como si de alguna forma la lógica temporal no estuviera en concordancia con la visual. 

Arrastrando el argumento a los pergaminos de lo que podríamos llamar caricaturezco, Spike Lee nos desmiente y nos dice que incluso la ficción le queda corta a la realidad, y ahi se introducen los archivos. Lo que vemos ocurrió en los 70′, pero el odio ha regresado y ahora gobierna la Casa Blanca. Un film glorioso y valiente.

Calificación: Excelente.

Fabio Albornoz (@fabioalbornoz en Twitter).


Ficha técnica

Año 2018

Duración 128 min.

País: Estados Unidos

Dirección: Speke Lee

Guión: Spike Lee, Kevin Willmott, David Rabinowitz, Charlie Wachtel (Libro: Ron Stallworth)MúsicaTerence BlanchardFotografíaChayse Irvin

Productora: Blumhouse Productions / Monkeypaw Productions / QC Entertainment / Perfect World Pictures.

Distribuida por Focus Features


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