«Desechos frágiles», de Samantha Victoria.
Por Carla Leonardi.
El verde del suelo evoca el césped del campo de golf donde se produce el encuentro accidental e inesperado entre una joven caddie llamada Ivana (Milena González) y un jubilado del club llamado Horacio (Andrés García Dietze). Otros pocos elementos, un perchero en el caso de la joven, una mesa con whisky en el caso de Horacio y un par de sillas evocan el lugar que habita cada uno.
Desechos frágiles, con dramaturgia y dirección de Samantha Victoria, está construida desde las convenciones de la comedia dramática, con pasajes de humor negro, donde dos personajes que en apariencia son muy diferentes en cuanto edad y clase social, que en un principio se repelen y rechazan, poco a poco, descubren sus similitudes.
Ivana detesta su trabajo como caddie, con el que intenta juntar dinero para independizarse de su madre, con quien no se lleva bien y es cristiana devota. Se involucra sentimentalmente, a pesar suyo, con un joven que es su dealer. Inesperadamente para ella, se ve soñando un viaje a la romántica ciudad de París junto a él, pero no todo será como esperaba. Por su parte, Horacio no ve a su hijo desde el entierro de su propio padre, ya que alega siempre estar ocupado, y siendo jubilado se encuentra con demasiado tiempo para pensar. Como el revólver que fuera de su padre, Horacio se siente «viejo e inútil»; por lo que es asediado por ataques de pánico y sentimientos de desesperanza.
El tropiezo que hace a los protagonistas encontrarse es un cigarrillo de marihuana que Ivana intenta ocultar para no poner en riesgo su trabajo, y que Horacio recoge, y a través del cual descubre sus beneficios como medio evasivo de la realidad.
El título de la obra es acertado y elocuente respecto de esta era contemporánea que rinde culto a la novedad en cuanto a los vínculos, donde las personas son tomadas como mercancía que puede ser descartada cuando es vieja o cuando ya deja de satisfacer un mero empuje pulsional. Ambos personajes son desechos de una sociedad donde la empatía, la palabra y el amor han perdido su valor. Y ambos también son frágiles, Horacio en el otoño de su vida donde comienzan a abandonarlo sus fuerzas vitales, e Ivana en la inocencia de los primeros sueños de juventud, que se hacen añicos frente a hombres que la cosifican en el trabajo o jóvenes que se repliegan en la comodidad que satisfaga su narcisismo, sin involucrarse afectivamente; y también frente a un mercado de trabajo, al que sólo le importa la productividad.
La obra se estructura a través de monólogos en paralelo donde los personajes van narrando su historia, sus sentimientos y pensamientos, y diálogos que se dan en los puntos de encuentro entre ellos, a partir de que Ivana se vuelva la dealer de Horacio.
En el punto más oscuro de la vida de cada uno, donde ya no importe nada, cada uno podrá ver al otro como una posible compañía, que le devuelva la dignidad subjetiva. La pareja protagonista es solvente y ajustada en el tono de sus interpretaciones, por ello consiguen que Desechos frágiles sea un espejo de cómo somos como sociedad en la era de la vida líquida, pero también logran mostrar la potencialidad de un arreglo posible cuando se tejen lazos de ternura entre las soledades.
Calificación: Buena.

| FICHA TÉCNICA |
| Dramaturgia: Samantha Victoria Actúan: Milena González y Andrés García DietzeDiseño de escenografía y vestuario: Marcos Di Liscia Diseño de Iluminación: Rodolfo Eversdijk Maquillaje: Simona García Dietze Diseño gráfico: Catalina Magnetti Fotografía y video: Sofía Silva Pacheco, Valentina Clavero, Paulina Stelluto, Martina Cavieres y Nicolás Spinelli Asist. de dirección: Lourdes LezcanoDirección: Samantha VictoriaProducción: 168 productoraPrensa: Micha Comunicación Género: teatro, comedia dramática+18 (C/R) |
Viernes de septiembre a las 21 hs (Desde el 06/09 al 27/09) en Area 623 (Pasco 623)
Entrada general: $9000 – Venta en Alternativa Teatral o boletería.

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