«The Devil’s bath», de Severin Fiala y  Veronika Franz. (BARS 2024)

Por Manuel Germano.

Gran ganadora en el Festival de Sitges este año, la película de los realizadores de «Buenas noches, mamá» (2014), trasladan al espectador a Austria en 1750, en una comunidad rural en la cual una mujer ha sido sentenciada a muerte por la iglesia tras matar a un bebé.

La investigación histórica sobre la que se basa esta película es tan oscura como real: en aquel entonces, las mujeres de fe que querían morir debían ser sentenciadas a ello, no siendo el suicidio una posibilidad (salvo que quisieran que sus cuerpos sean arrojados a una especie de fosa común y su alma pecadora no fuera absuelta). Para morir «libre de pecado», muchas mujeres cometían crimenes contra niños o jóvenes. Los mataban, luego confesaban este hecho en la Iglesia y, una vez «absueltas», eran sentenciadas a muerte.

En «The devil’s bath», Fiala y Franz relatan el calvario que empieza a sufrir Agnes (extraordinario trabajo de Anja Plaschg), cuando tras casarse con un hombre de la aldea próxima ve como, a medida que pasan las semanas, se frustra su deseo de ser «una buena mujer» y, sobre todo, una madre. Al casarse dejó de ser una joven y se convirtió en mujer y tiene que resolver por sus propios medios aquello que la aqueja. Es rechazada por su suegra y, su esposo, si bien la quiere, persigue a otros hombres en las fiestas nocturnas y prefiere no verle la cara cuando están en la cama (a él no le interesa ni hace nada para ser padre, pero el problema es de la mujer). Agnes no encuentra escapatoria, ni sus plegarias ni los extremos métodos a los que acude le brindan respuesta alguna. La desesperación, el miedo, y la frustración de sentir que no sirve para nada la llevan a un estado de oscura crisis emocional y psicológica.

La música (Anja Plaschg, protagonista y responsable también de este rubro técnico) y la dirección de fotografía (Martin Gschlacht), que hace foco en los días grises que transcurren en la profundidad del bosque, resultan funcionales a la trama y complementan el pozo en el que se hunde lentamente Agnes.

Visualmente la película tiene escenas de gran impacto, donde lo descarnado y lo explícito dialoga con lo simbólico y psicológico. «The devil’s bath» es un relato oscuro y trágico que navega entre el drama y folk horror que permite pensar el rol de la mujer en aquel entonces, la relación con la religión y la (no) decisión sobre el propio destino.

Calificación: Muy buena.

Puntuación: 4 de 5.


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