Le Frigó, de Copi
Por Carla Leonardi
Que se represente Copi en Argentina es de por sí todo un acontecimiento. Se trata de un historietista y dramaturgo nacido en Argentina que forjó la mayor parte de su obra en Francia cuando su familia tuvo que exiliarse en los años 50, debido a su posición antiperonista. Y aún con el regreso de la democracia en los años 80 fue todavía resistido por la moral cultural de la época que no estaba preparada para la irreverencia que significa su obra respecto del realismo psicológico, ni para su posición abiertamente homosexual.
La directora teatral Tatiana Santana (que ya había dirigido Cachafaz) y el productor Raúl Algan realizan una apuesta fuerte al llevar a escena Le Frigo (1983). Se trata de una pieza que implica todo un desafío al tratarse de un unipersonal en clave onírico-alucinatoria que rompe con el realismo tradicional y que adopta un tono hilarante y grotesco sobre un trasfondo profundamente dramático. Al mismo tiempo, tiene como protagonista a un travesti, lo cual supone una visión vanguardista por parte de Copi, que permite hacer una relectura de la obra en el contexto actual en que los derechos de las disidencias sexuales están en riesgo debido al avance de los discursos de odio.
Una Madame L. (Manu Fanego), ya entrada en años, se ha retirado de la vida pública del mundo de la moda para dedicarse a escribir sus memorias, y como regalo de su cumpleaños número 50, recibe de parte de su madre una heladera (de ahí el título). En una suerte de duermevela onírica, viaje alucinatorio o crisis psicológica recibe la visita de varios personajes de su vida como su mucama, su chofer, un detective, un viejo amante, su editor, su madre y su psiquiatra, y mientras, poco a poco, se va ensombreciendo con pensamientos oscuros, comienza a preparar su viaje final.
Se trata de una obra de tono delirante de un humor hilarante y corrosivo desde la crítica a la moral sexual cultural de la época, con un trasfondo melodramático. El mérito de todo el equipo es que Manu Fanego realiza un despliegue escénico descomunal, desde la disposición corporal y vocal para dar vida a los diferentes personajes. Sin caer nunca en lo caricaturesco o burlesco, realiza una interpretación que fluye orgánicamente y que resulta sumamente conmovedora.

La puesta en escena lo acompaña adecuadamente desde el efecto de la máquina de humo que de entrada, ya nos sitúa en una atmósfera de irrealidad; desde el vestuario en los percheros de la escena y la música, que puntúan los cambios de personaje o estados anímicos, y desde el predominio del color rojo en el mobiliario, que da el tono melodramático. Tomando este último punto, la obra comienza con tu tono jocoso y casi ligero, pero a medida que el consumo de sustancias va apareciendo en escena y se va imponiendo, la pieza se va cargando emocionalmente. La obra da cuenta entonces de que Madame L. es, en definitiva, un personaje que se encuentra profundamente solo y que es incomprendido por su familia por su condición sexual, y también por una sociedad que lo rechaza por su edad, porque ya no conviene al utilitarismo capitalista de la moda. Además, las cosmovisiones hegemónicas de la salud mental lo estigmatizan como enfermo. He aquí que Madame L. busque entonces un acto de redención final en la imaginería de una muerte gloriosa, acompañada de las últimas visiones amistosas que la acompañan.
Un gran acierto de dirección, a cargo de Tatiana Santana, tratándose de un protagonista que rompe con el binarismo de género, es la elección de un interprete con características andróginas como es Manu Fanego, que no solo cumple con el «physique du role«, sino que demuestra versatilidad para moverse en diferentes registros. También está muy bien plasmado el estallido del género con los pases de un personaje a otro, que no se presentan claramente delimitados. De ahí que en varias ocasiones Manu Fanego está vestido con la mitad de dos vestuarios que representan a dos personajes diferentes, que se presentan así en simultáneo.
Y siguiendo esta línea de ruptura de los géneros, también es una gran decisión de puesta en escena la ruptura del texto-centrismo psicológico mimético, incorporando elementos de la danza, del canto, de los títeres, del clown e incluso de la perfomance queer. Esto permite que la obra, con sus múltiples personajes, resuene en el espectador produciendo diversas lecturas, además del binarismo de género: la escisión psíquica y las personalidades múltiples, el viaje alucinatorio por consumo de drogas, la rememoración bajo el modo de la ensoñación o incluso la cuestión misma de la actuación, pues qué otra cosa hace un actor sino habitar y encarnar diversos personajes.
Le Frigo, en esta versión dirigida por Tatiana Santana, es una apuesta jugada y contundentemente lograda, que consigue amalgamar el disfrute del espectador, a través del carismático histrionismo performático de Manu Fanego, con la reflexión sobre la mirada estigmatizante y segregativa que aún hoy sigue vigente respecto de las disidencias sexuales, cuyas duras vidas muchas veces culminan en una triste y trágica soledad.
MUY BUENA
FICHA TÉCNICA
Actúa: Manu Fanego
Libro: Copi
Traducción: Guadalupe Marando
Dirección general: Tatiana Santana
Producción general: Raúl S. Algán
Música original: Rony Keselman
Coreografía: Valeria Narváez
Diseño de vestuario: Uriel Cistaro
Diseño de maquillaje: Adam Efron
Diseño de iluminación: Magdalena Berretta Miguez
Diseño y realización de escenografía: Ro Lamas
Diseño y realización de títeres: Gerardo Porión
Realización de vestuario: Patricia Mizraji, Titi Suárez, Luisa Vega
Realización de postizos: Mónica Gutierrez
Realización de guantes: Barroqua
Prensa: Prensópolis – Alejandra Pia Nicolosi
Community manager: Juan Martín Giménez
Diseño gráfico: Nacho Albani
Fotografía: ATOMOBIT
Asistencia de producción: María Eva Moreno
Asistencia de dirección y Producción ejecutiva: Marianela Dollera Albarracín
TEATRO PICADERO – Enrique Santos Discépolo 1857, CABA
ÚNICAS 4 Funciones: Domingos de Septiembre (7, 14, 21 y 28) a las 16hs.
Se agregó una última función: domingo 19-10 a las 16hs.
Entrada por Plateanet o boletería del teatro.
Clasificación: + 13 años. Contiene lenguaje soez y referencias a estupefacientes.
Duración: 60 minutos.

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