Por Manuel Germano.
El nuevo thriller policial dirigido por Karin Kusama («La invitación», «Diabólica tentación»), y escrito por Phil Hay y Matt Manfredi (The Invitation, crazy/ beautiful), nos invita a recorrer, a través de dos lineas temporales distintas, diferentes fragmentos de vida de la detective Erin Bell (Nicole Kidman), quien luego de haber estado infiltrada en una misión de alto riesgo, toma la decisión de buscar venganza por mano propia contra un grupo de delincuentes con el cual tiene una historia en común.
A través de los ojos de Erin Bell, conoceremos no solo su faz policial, si no también (y aquí radica lo más interesante del filme), su faz personal, con sus miserias y altibajos, pero sobre todo, con la presencia de un amor que la impulsa a seguir adelante, aún cuando todo alrededor parecería derrumbarse.
Ver a Nicole Kidman en este personaje es una muy grata sorpresa. La reconocida actriz, a la que últimamente se la pudo ver en «Aquaman«, y pronto también en «Amigos por siempre», lleva adelante un trabajo de composición tan complejo como valioso. Esta entrega le valió nominaciones como mejor actriz en los Golden Globe Award, Satellite Award, y AACTA International Award. Con escenas muy bien logradas, logra traspasar la pantalla y cautivar al espectador. También cabe destacar el trabajo de Jade Pettyjohn, quien en el rol de hija de Erin Bell, comparte con Kidman escenas intensas y con una potente carga emotiva.
Ahora bien, más allá del gran trabajo de Kidman, la película no logra, desde su trama policial, alcanzar efectividad: por momentos se vuelve predecible, poco dinámica y aleccionadora desde el punto de vista moral, algo a lo que ya estamos acostumbrados, y que no tiene nada interesante para aportar.
«Destrucción» es un filme que hace lucir a Nicole Kidman: tanto la crítica como las nominaciones a diferentes premios así lo ratifican. Verla es siempre un buen plan, y esta película no es la excepción.
Calificación: Buena.
Ficha técnico – artística
Título original: Destroyer
Año: 2018
Duración: 123 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Karyn Kusama
Guión: Phil Hay, Matt Manfredi.
Música: Theodore Shapiro
Fotografía: Julie Kirkwood
Reparto:Nicole Kidman, Sebastian Stan, Tatiana Maslany, Toby Kebbell, Scoot McNairy, Bradley Whitford, James Jordan, Toby Huss, Jade Pettyjohn, Shamier Anderson, Jan Hoag
Productora: 30West / Automatik Entertainment. Distribuida por Annapurna Pictures
Comentarios del director.
Destrucción es, en esencia, una película sobre cómo enfrentar tus errores y tomar la valiente decisión de asumir la responsabilidad por tus acciones. Dentro de los marcos relacionables de una película policial, crimen y suspenso, también se trata de un análisis de la personalidad, que gira en torno al paisaje psíquico herido pero resistente de una detective de Los Ángeles llamada Erin Bell. El mundo criminal que investiga, junto con una estructura narrativa que permite una sorpresa narrativa, recuerda películas como Heat y The Usual Suspects. Pero el filme también permite un acceso íntimo a ella en una tradición de películas de género tan variadas como Taxi Driver, A Prophet o Nightcrawler. Gracias a su complicada protagonista femenina, la película resulta más moderna y relevante, y no puedo pensar en ningún otro personaje que me haya gustado más que éste. La imagen y la sensación de la película reflejan el mundo de los extremos en los que habita: un seductor espejismo de los rayos del sol de Los Ángeles y las mantas de ensueño de la niebla costera, alimentadas por el asalto sónico del desierto del metal de 1990 y las confecciones de los rankings de música pop de las radios de hoy. Aunque Destrucción se mueve entre dos marcos de tiempo distintos, ocupa principalmente la ciudad de Los Ángeles de hoy, un crisol del siglo 21 de abogados corruptos y delincuentes, traficantes de armas y predicadores locales, trabajadores de clase media y charlatanes carismáticos. Esta vasta ciudad, conectada por extensos sistemas de autopistas y salpicada de vecindarios tan diversos como su gente, es en sí misma un reflejo del alma dividida de Erin Bell: cargada de secretos y mentiras, luchando por descubrir qué es real en un paisaje de superficies cuidadosamente cultivadas. Si bien gran parte del enfoque visual de la película debe ser innegablemente visceral y crudo, existen oportunidades para la belleza y el lirismo inesperados. Los momentos de redención, tanto visual como moral, deben ser excepcionales pero conseguidos con mucho esfuerzo.Destrucción pretende descubrir todo tipo de “destructores” primarios: dinero, avaricia, hambre, pero también revelará las insidiosas cualidades de la memoria, la negación y el inexorable paso del tiempo. Si bien los impulsos destructivos de la sociedad parecen haber alcanzado un punto apocalíptico máximo, lo que considero que es más imperioso y humano de explorar es la voluntad peculiar del ser humano de sabotearse a sí mismo. Al presenciar la autodestrucción de Erin Bell, nos vemos obligados a enfrentar nuestros propios “destructores”. Al final, ella paga un precio terrible por su redención, pero aun así la encuentra. La audiencia experimenta la espiral de arrepentimiento y vergüenza que impulsa su odisea al pasado, pero también es testigo del viaje heroico de un personaje moralmente comprometido, una mujer que finalmente decide enmendar un error a cualquier precio. Como una parábola, Destrucción es una historia vigorizadora de una “mujer contra sí misma”, un aullido sostenido cuya historia, espero, nos pertenece a todos.
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