Por Claudia Ferradas.

Medea: la peor de todas, la mítica bruja matricida una y otra vez llevada a escena desde la antigüedad. En esta breve obra de Patricia Suárez dirigida por Ulises  Puiggrós, Medea es la alimaña que la sociedad discrimina, la que enceguece de furia ante el paso del tiempo y, arrastrada por los celos y el odio, mata a sus propios hijos para vengarse del desprecio de Jasón, su marido.

La trama entreteje los monólogos de tres mujeres: Medea, su nodriza y Creuza (la joven mujer con quien Jasón, padre de los hijos de Medea y su pareja hasta entonces, ha de casarse por ambición). Las tres actrices llevan a cabo actuaciones destacables, especialmente teniendo en cuenta el desafío que propone encarnar una obra que es más narrativa que dramática. Los personajes de esta puesta tienen el difícil papel de narrar lo que la audiencia necesita saber y expresar, al hacerlo, sus sentimientos, contraponiendo puntos de vista para que el espectador juzgue y tome sus propias decisiones, sin que haya diálogo entre ellas.

Creuza (Débora Longobardi) es la joven delicada cuyo destino está en manos de su padre y de Jasón, que la desposará por su belleza y fortuna, a pesar de ya estar casado. Delicada, vestida de blanco, es desde sus primeras palabras la encarnación del amor romántico, de la juventud y la inocencia -la contrapartida de Medea, impetuosa y sensual, que repta por el escenario y vocifera, vestida de negro. La nodriza (Silvia Petri), fiel a su rol tradicional, es quien provee el alivio cómico, especialmente a través de anacronismos. Es quien asume la ardua tarea de hacernos sentir el impacto de las escenas más violentas y definitorias de la trama atestiguándolas y contándonos lo que ve. Si bien dejar la violencia fuera de escena es fiel a la tradición del teatro griego clásico y la nodriza toma así el lugar de una suerte de coro, las secuencias a menudo resultan demasiado largas y, a pesar de la eficiente actuación, el texto no logra comunicar el detonante de la conducta de Medea, que llega a la locura. La actuación de Eliana Migliarini en el rol protagónico es superlativa en su despliegue de emoción, llevando a cabo un trabajo físico agotador que abruma al espectador con todo el peso del horror de quien no puede soportar la injusticia sin perder el juicio. Si la violencia de los hechos es narrada, Migliarini se hace cargo de todo el impacto emocional que es su correlato.

La sala también constituye un desafío para las actrices: en un espacio muy reducido, un piso que cruje cuando las actrices se retiran del escenario es un distractor en las escenas de gran tensión. En una acertada puesta minimalista, el vestuario refuerza los roles desde lo visual y la iluminación contribuye a contrarrestar las limitaciones de la sala.

El teatro, por definición, es acción. La obra despliega el profesionalismo de tres actrices que pugnan por narrar con el cuerpo una dramaturgia que se apoya en monólogos narrativos contrapuestos.  

Opinión: Buena.

Ficha técnico artística

Dirección: Ulises Puiggrós

Dramaturgia: Patricia Suárez

Actrices: Eliana Migliarini / Medea

Debora Longobardi / Creuza

Silvia Petri / La nodriza

Asistencia: Gabriela Arata

Diseño de Luces: Gonzalo Calcagno

Escenografía: Ulises Puiggrós

Coronas: Maximiliano Jitrik

Fotografia y diseño: Ulises Puiggrós

Duración: 60 minutos

Datos de interés

MULTIESCENA CPM
Av. Corrientes 1764 (mapa)
Capital Federal – Buenos Aires – Argentina
Reservas: (011) 5235-3643
Web: http://www.cpmmultiescena.com/
Entrada: $ 400,00 – Jueves – 20:00 hs – Hasta el 27/06/2019 

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