Por Claudia Ferradas.
El deseo, esa pulsión que nos motiva a la acción, que enciende la llama que nos mantiene vivos… ¿puede ser una maldición? Lo es en el mito griego de Fedra: Fedra desea y se avergüenza de su pasión, porque desea a Hipólito, hijo de Teseo, su esposo. El mito, tanto en la tragedia Hipólito de Eurípides (428 a.C.), como en Fedra de Racine (1677), en diversas versiones a través de los siglos o en esta versión del español Juan Mayorga, se focaliza en la mujer como sujeto deseante. Fedra es devorada por un deseo que –dado que es consecuencia de la intervención de Afrodita– no puede controlar ni comprender, y que revierte el mandato que coloca a la mujer en el lugar de objeto del deseo, avergonzándola por sentirlo pero derivando en despecho si no es correspondido.
Es evidente que la problemática planteada por el mito es de gran actualidad. Sin embargo, sería simplista decir que la obra de Mayorga es una obra “feminista”. El planteo es mucho más complejo: la obra nos interpela planteando si hay justificación para romper con los mandatos, si una mujer que impone su deseo no es tan acosadora como los hombres a los que se acusa de esa conducta, si, en fin, tenemos potestad sobre el deseo de los otros, más allá de las cuestiones de género, edad, parentesco.
Un gran acierto de la puesta del director Adrián Blanco es que, si bien hay dos personajes femeninos (Fedra y su nodriza Enone), el papel de la nodriza está representado por un hombre: un brillante Horacio Peña. Fedra queda así aislada en un mundo de hombres, en un contexto de combate y cacería, de destreza física masculina. La acción se desarrolla en un único espacio que parece un lugar de adiestramiento, lleno de armas, remos. Por su parte, Fedra (en el cuerpo de Marcela Ferradás) está relegada a un lecho rodante sobre el que entra y sale de escena -un altar para sacrificios, una prisión sin barrotes- donde se muestra permanentemente incómoda.
Sin un coro que medie entre la acción y el público, la violencia irrumpe en la pasión erótica posesiva, en la manipulación, en el arrebato que lleva al error fatal, y nos deja sin aliento. Luces, vestuario, paleta de colores, el sólido elenco integrado por Emilio Spaventa (Acamante), Francisco Prim (Hipólito), Marcelo D´Andrea (Teseo) y Gastón Biagioni (Terámenes) y músicos en vivo… todo contribuye al despliegue de la intriga y la hubris, la soberbia que enceguece y desencadena la tragedia.

Opinión: Muy buena
Ficha Técnica
Autor Juan Mayorga
Dirección Adrián Blanco
Elenco (por orden de aparición)
Fedra Marcela Ferradás
Enone Horacio Peña
Acamante Emilio Spaventa
Hipólito Francisco Prim
Terámenes Gastón Biagioni
Teseo Marcelo D’Andrea
Timbalista Arauco Yepes
Timbalista alternante Juan Denari
Voz en banda sonora Marcela Jove
Coordinación de producción Adrián Andrada
Producción técnica Magdalena Berretta Miguez
Asistencia de dirección Fernanda Machado
Asistencia de escenografía Mae Bermúdez
Asistencia de iluminación Susana Zilbervarg
Maestro de esgrima Andrés D’Adamo
Música original y diseño sonoro Carlos Ledrag
Diseño de iluminación Leandra Rodríguez
Diseño de vestuario Luciana Gutman
Diseño de escenografía Marcelo Valiente
Datos de interés
Las funciones se ofrecerán de miércoles a domingos a las 20.30 hs. Estreno para prensa e invitados: sábado 22 de junio a las 20.30 hs.
Platea $ 210 Jueves $ 105
Duración (aproximada): 105 minutos.
Deja una respuesta