Por Claudia Ferradas.
¿Hasta qué límites nos puede hacer llegar el hambre de poder? Esa es una pregunta sobre la cual la obra de William Shakespeare reflexiona una y otra vez desde distintos ángulos, pero quizás nunca con tanta fuerza como en Ricardo III. El Duque de York desea el poder como compensación por todo aquello que la naturaleza le ha negado. Deforme, sin las cualidades necesarias para ser un amante apetecible, el Duque ha brillado en la guerra, la cruenta Guerra de las Rosas que ha enfrentado a los York y los Lancaster durante años. Ahora, en tiempos de paz, con su hermano coronado rey, tampoco puede ocupar el lugar de admirado comandante, y su deseo de poder se acrecienta y se materializa en ambición y venganza.
El Duque que será coronado como Ricardo III no sabe de remordimientos. Con un soliloquio de apertura, un recurso inusual en Shakespeare, se presenta desde el principio como el villano orgulloso de sus logros que perfeccionará sus estrategias a lo largo de la obra: no hay suspenso al respecto, ni preguntas sobre las motivaciones de actos aberrantes como las que se plantea Yago en Otelo: estamos ante un verdadero monstruo, capaz de seducir a la corte y al pueblo –e incluso a sus víctimas.
Encarnado por actores de la talla de Laurence Olivier, Ian McKellen y Benedict Cumberbatch, Ricardo III es un enorme desafío para un actor, tanto por la complejidad del texto como por las limitaciones físicas del personaje. Mario Moscoso compone un Ricardo aterrador, convincente en su maldad desbordante, que no da respiro.
La acción se desarrolla en una escena despojada donde voces y cuerpos son protagonistas, subrayando el trabajo de una compañía de actores meritoria, que ha tenido que ensayar la obra en el aislamiento impuesto por la pandemia. Se destacan las conmovedoras actuaciones de Mariángeles Alfonso en el doble papel de Lady Ana y la Duquesa de York y de Cora Barengo como la reina Margarita.
La puesta propone una paleta casi exclusivamente en blanco y negro en el vestuario y en la ambientación. El trabajo de iluminación refuerza la construcción de un espacio intimista e inquietante. La violencia es simbólica o ritual en las acciones y tangible y realista en los parlamentos. El texto, adaptado para acercarlo a la audiencia con un uso del voseo no siempre consistente, cobra actualidad a cada paso en un crescendo de corrupción y traiciones y culmina en una hábil vuelta de tuerca metatextual.
Un agradecido aplauso a Mario Moscoso por su extraordinaria interpretación y por la dirección de una puesta que es un orgullo para el teatro independiente y una gesta heroica en las actuales circunstancias.
Opinión: Muy buena.
Ficha técnico – artística.
Autoría: William Shakespeare
Dramaturgia: Mario Moscoso
Adaptación: Mario Moscoso
Traducción: Mario Moscoso
Elenco (por orden de aparición):
Mario Moscoso (Ricardo de York más tarde Ricardo III)
Cristian Ottonello (Clarence)
Gustavo López (Brakembury / Tyrrel)
Mariángeles Alfonso (Lady Ana / Duquesa de York)
Gabriel López (Asesino / Rey Eduardo IV)
Carolina Ghio (Reina Isabel de York)
Adrián Herrera (Rivers)
Ernesto Falcke (Buckingham)
Cora Barengo (Reina Margarita)
Vestuario: Julieta Iribe
Escenografía: Beatriz Iris González
Música: Fernando Giusiano
Fotografía: Pressel – Espil / Producciones
Arte Visual: Beatriz Iris González
Asesoramiento de producción: Pablo Silva
Asesoramiento artístico: Raúl Serrano
Asistencia de dirección: Claudia Garcia Meza
Producción ejecutiva: Carla Rosaria Maieli, Mario Moscoso
Producción general: Compañía La Escena Libre
Puesta De Luces: Mario Moscoso
Puesta en escena: Mario Moscoso
Dirección: Mario Moscoso
Datos de interés.
Sábados 20 hs. hasta el 27/11/2021
Teatro Del Artefacto. Sarandí 760 – CABA: 4308-3353
Entradas por Alternativa Teatral: $600 / $400
Web: https://ricardodeyork.wixsite.com/shakespeare
Duración: 90 minutos
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