Caer (y levantarse), de Patricio Abadi y Nacho Ciatti.
Por Carla Leonardi y Manuel Germano.
Se estrenó la semana pasada en el Teatro Picadero y ofrecerá sus funciones los lunes de mayo a las 21 horas, el espectáculo ganador del Premio Estrella de Mar 2025 al mejor unipersonal, con dramaturgia de Patricio Abadi y Nacho Ciatti, y dirección de Mey Scápola.
La unidad espacial traslada al espectador a la cárcel de Dolores, donde Junior (Luciano Castro), un boxeador que llegó a ser campeón, está detenido. Desde allí revisita su historia.
Una radio portátil que escucha, y se intercala al relato de su vida, a la par que da cuenta de una temporalidad anclada en los años 80, es la que narra los avatares policiales, su detención por tráfico de sustancias y la espera de un veredicto que divide a la opinión pública. El relato objetivo en clave periodística contrasta con el relato íntimo en primera persona, confesional y visceral, desde sus comienzos hasta el presente, es decir, ese momento escénico del que somos testigos en tanto espectadores. La pieza es un unipersonal que construye lo verosímil en dialogo con él mismo y con el espectador como enunciatario del discurso teatral.
En el inicio de Caer (y levantarse), Junior nos transmite la sensorial evocación de los olores de su infancia: el sudor y la humedad del gimnasio de boxeo, legado de su abuelo, pero también el de los panchos y garrapiñadas, inalcanzables por la condición económica, en el Luna Park, lugar en el cual se toparía con la gloria de Ubi Sacco. Recuerda también los regaños del padre por mirar telenovelas junto a las mujeres de la familia y la exigencia de un entrenamiento implacable, una masculinidad que se forjará basada en la fuerza, a bifes y coscorrones. De joven, la exaltación por el primer amor, que lo desilusiona hiriéndolo en su narcisismo viril, al dejarlo ella por otro hombre, y en contrapartida, hacia el encuentro fugaz con una mujer, relación de la cual nace su hija Cielo. También se evocan los sueños de pibe que se hacen realidad al coronarse campeón de boxeo, pero a la vez el vacío que deja una pérdida cercana, que lo lleva a caer en los excesos de la vida nocturna, de los que trata de salir por el soporte afectivo de su hija. Ascenso y descenso. Gloria y frustración. Como suele suceder en la vida de muchos personajes populares de la realidad, cuya vida y carrera sufre altibajos constantes.
La dramaturgia es consistente, de modo que la obra nunca decae en su ritmo y las emociones que atraviesa el protagonista se encuentra muy bien acompañada por los rubros técnicos. Se destaca especialmente el trabajo de iluminación (Matías Sendón), que se amalgama adecuadamente con el sonido y la música (Nicolás Bari, Matías Niebur), logrando crear los climas de exaltación gloriosa, de penumbrosa oscuridad, de intimidad y emotividad, o bien sea para situar a Junior tras los barrotes de la prisión.
La interpretación de Luciano Castro resulta convincente tanto desde las inflexiones de la voz y el trabajo físico para componer a su personaje, como también desde la naturalidad con que sostiene los matices de humor en medio de tanto dramatismo. Junto a Sansón de las islas (actualmente en cartelera) se trata para él de los primeros escalones de confianza en las tablas (que lo alejan, en ambos casos, de la figura de galán). El personaje es apropiado para él desde el pysique du role. Una sólida actuación que (esperemos) le abra las puertas a otros personajes y mundos teatrales.
Caer y levantarse, tanto en el ring como en la vida, para alcanzar la redención. He ahí el arco emocional de Junior, una historia de digna resistencia frente a los golpes de la vida, que nos insufla de fuerzas para que la sigamos peleando, a pesar todo. Dura y conmovedora, Caer y levantarse consigue mantener viva la esperanza, los sueños y la utopía en medio de un presente de nihilismo desencantado.
Calificación: Muy buena.

FICHA TÉCNICA
DIRECCIÓN: MEY SCÁPOLA
AUTORES: PATRICIO ABADI, NACHO CIATTI
IDEA ORIGINAL: LUCIANO CASTRO-MEY SCÁPOLA
ESCENOGRAFÍA: GONZALO CÓRDOBA ESTÉVEZ
REALIZACIÓN ESCENOGRÁFICA: JUAN MANUEL ARISTEGUI y GRISEL NARDI
ILUMINACIÓN: MATÍAS SENDÓN
FOTOGRAFÍA: ALEJANDRA LÓPEZ
MAQUILLAJE: CELESTE DUNAN
DISEÑO GRÁFICO: LUCILA GEJTMAN
PRENSA y COMUNICACIÓN: VARAS OTERO
MÚSICA y DISEÑO SONORO: NICOLÁS BARI, MATÍAS NIEBUR
ASISTENCIA DE DIRECCIÓN y PRODUCCIÓN: NACHO CIATTI
PARTICIPACIONES ESPECIALES (audios): OSVALDO PRÍNCIPI, RODOLFO BARILI, EMMA GARCÍA TORRECILLA
PRODUCCIÓN GENERAL: LUCIANO CASTRO – MEY SCÁPOLA

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