«La Curva del tiempo». El fantástico para dramatizar el duelo. Una obra de Martina Cabanas Collel.
Por Carla Leonardi.
El proceso de duelo implica una alteración del tiempo, a veces una suspensión, otras, la convivencia de diferentes dimensiones del mismo. Esta cuestión la trabaja muy bien Martina Cabanas Collel en la dramaturgia de su obra La curva del tiempo, que además dirige, donde el duelo no es abordado con las claves del realismo psicológico sino con las claves del fantástico.
En el comienzo tenemos a Ángel (Federico Buso), un hombre de mediana edad que se despierta con la radio, desde un sillón en la que suponemos es una cabaña ubicada en un páramo solitario. La radio anuncia una nueva mañana de sequía y da paso al clásico bolero «Sabor a mí» (Carrillo, 1959). El hombre huraño se levanta y le habla a su tortuga, su única compañía, mientras prepara el desayuno. Inesperadamente muta su ánimo por uno más alegre a partir de que se le cae la taza, mientras habla dirigiéndose al fuera de campo hacia alguien a quien llama Oso, comentándole sus ganas de aprender a manejar por si surgiera algún imprevisto. La extrañeza que siente el espectador ante esta escena es la misma que luego se traslada a Lina (Magela Zanotta), una mujer que llega a la casa buscando ayuda tras sufrir un percance automovilístico en la ruta, y que comienza a ser testigo y comprender (como nosotros), la dualidad que habita en el cuerpo de Ángel. Es que Teresa es aquel amor perdido de juventud, que Ángel espera en soledad.
La obra se mueve así, hibridando elementos del melodrama romántico con esos amores que trascienden el tiempo, de clara influencia en el gótico, con elementos de la comedia romántica, donde el hombre de apariencia rústica, en un medio apacible, se contrapone y se ve forzado por la circunstancia a acoger a la abogada que escapa del bullicio vertiginoso de la gran ciudad.
La dificultad para dejar ir el pasado, la tristeza y la soledad es aquello que comparten ambos personajes y lo que los une, pues Lina llega allí sin dirección, tras recibir la demanda de divorcio de su esposo. Se trata del sello del fin de una relación que ya estaba muerta hace tiempo, pero que ella evitaba enfrentar, continuando en la rutina infeliz. El comportamiento errático de Lina es propio del extravío por la pérdida de las referencias, del anclaje que implica para una mujer el amor de un hombre.
El trabajo con el fantástico es pertinente a la temática del duelo, donde coexisten distintas temporalidades, sirviendo como metáfora de dicho estado. De esta manera, podemos entender el trastrocamiento del tiempo, esa curva a la que hace referencia el título de la obra, como efecto de la dimensión ancestral ligada a la locación andina en que se hallan los personajes, (que preserva algo de lo sacro del amor), como posesión del alma errante de Teresa que regresa en el cuerpo de Ángel, o bien como estado psicológico alterado propio de un duelo que no termina de efectuarse.
Hay, además, un uso interesante de la iluminación (Txell Cabanas), que se vuelve intermitente marcando las entradas y salidas del alma de Teresa en Ángel y también del sonido diegético, donde la radio va marcando el paso del tiempo cronológico, en contraposición a la dimensión del tiempo subjetivo, que se detiene o se ralentiza en el estado de duelo. Se destaca el uso del color en el vestuario, donde el verde de la camisa de Lina y el del saco de Teresa/Ángel, que se juega en la escena de la ventana, marca el punto de giro donde el encuentro fortuito puede dar lugar a cierta dimensión de la esperanza, de la sanación del dolor y de la posible apertura a lo nuevo.
La curva del tiempo se distingue por la originalidad de la dramaturgia, que acierta en dar tratamiento al duelo por la pérdida del amor con las claves del fantástico, y por las sólidas interpretaciones de la pareja protagónica. Federico Buso se destaca en su desdoblamiento actoral. Una propuesta muy recomendable en la cartelera de teatro independiente que, evitando las estridencias patéticas, consigue conmover desde el pequeño milagro de la sutileza poética.
Calificación: Muy buena.

FICHA TÉCNICO/ARTÍSTICA
Dramaturgia y Dirección: Martina Cabanas Collell
Actúan: Federico Buso, Magela Zanotta
Locutor: Jorge gentile
Diseño de Iluminación: Txell Cabanas
Diseño de Escenografía: Ana Chung Oré
Fotografía: Gerardo Serre, Franco Verdoia
Diseño Gráfico: Franco Verdoia
Asistencia de Dirección: Camila Fische, Nuria Orellana Ortega
Producción Ejecutiva: Zoilo Garcés
Redes Sociales: Juani Romero @lacurva.teatro
Relaciones Públicas: Karina Hepner
Prensa Adriana Schottlender
Este espectáculo fue producido gracias al apoyo de IBERESCENA.
Es una coproducción de ESPACIO CALLEJÓN
Entradas: ALTERNATIVA

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