Si bien poco se sabe sobre Conejo Blanco Conejo Rojo lo que sin duda llama la atención, además del titulo, es el complicado nombre de su autor: Nassim Soleimanpour, y junto con el nombre, su procedencia: Irán. Es llamativo porque no estamos acostumbrados a ver representaciones teatrales de obras sobre textos que provengan de ese país. Incluso, a pesar que esta obra ya ha sido representada en los escenarios teatrales mas importantes del mundo, es la primera vez que llega a la Argentina, y desembarca en un espacio que le sienta muy bien: Teatro Timbre 4, el lugar prácticamente ideal para que esta experiencia se desarrolle.
¿Qué hace que esta “experiencia” sea tan particular? En principio todo espectador que no haya visto la obra debe saber antes de ir, que este material no requiere ser ensayado ni dirigido previamente, y que adopta la forma de unipersonal: una actriz, o un actor diferente por función. El texto se encuentra en un sobre cerrado que es abierto por el actor EN ESCENA. Y lamentablemente para los ansiosos, no puedo decir nada más sobre el material en sí, pues el código que tanto todos debemos respetar es uno solo: no revelar nada de la obra.
Desde su estreno el pasado 5 de marzo, la obra iraní ha sido interpretada por diferentes actores y artistas como Claudio Tolcachir, Daniel Hendler, Marco Antonio Caponi, Julieta Venegas, Verónica Llinás, Darío Sztajnszrajber y Osqui Guzmán, quien con su histrionismo, sentido del humor y empatía con el público, estuvo a cargo de la función del 9 de abril, en donde asistieron mas de 150 personas. Próximamente, estarán al frente del escenario Dolores Fonzi, Rafael Ferro, Julieta Cardinali, Cecilia Roth y Hernán Casciari Pablo Fábregas, Sebastián Wainraich y Marina Bellati. Quienes leen estas líneas bien pueden pensar “pero, ¿y la obra que cuenta?”, “¿Y la crítica”?, y como escribí unas líneas más arriba, les repito: el único código que hay que respetar para que esto funcione como tiene que ser, es no revelando NADA del material.
Atrévanse a vivir la experiencia, abandonen aunque sea por un rato lo previsible para ver algo diferente: no pasa muy a menudo en nuestra cartelera, y vale la pena que se aproveche cuando sucede.
Calificación: Buena.
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