Miradas sobre cine y teatro. Colaboran Cecilia Della Croce, Claudia Ferradas y Fabio Albornoz. Un sitio de Manuel Germano

Teatro: «La tempestad», de William Shakespeare.

El teatro oficial volvió a hacerlo: como publiqué anteriormente en relación a «El casamiento», y «Un enemigo del pueblo», la diversidad de las puestas en los teatros oficiales sube la vara en la cartelera porteña. En esta oportunidad, y en el marco de la temporada internacional se presenta, desde el pasado 18 de mayo y hasta el 5 de agosto, «La tempestad», de William Shakespeare.
Bajo la dirección de Penny Cherns, actualmente directora del programa de actuación clásica para el teatro profesional en la London Academy of Music and Dramatic Art, la puesta une compromiso, entrega, y profesionalismo, a cargo de un elenco que interpreta de forma magistral un texto complejo y monumental. Shakespeare en estado puro.
A lo largo de sus dos horas de duración, «La tempestad» nos permite viajar a un mundo lejano en donde, cuestiones tan vigentes como las de hoy en día cobran vida: el poder, personificado por Próspero, quien no solo maneja los elementos de la isla, sino que también decide el devenir de los hechos, la traición, cometida por Alonso y Gonzalo, el perdón, que deviene tras entender que la armonía también puede ser la mejor opción, el amor y el futuro, vinculado a lo bueno que puede acaecer a partir de la unión de Miranda de Milán y Fernando de Nápoles. En este sentido, sorprende pensar como el autor ingles escribió en 1611 un texto que, gracias al impecable trabajo de Cherns, plasma en escena con inteligencia y audacia, cuestiones como la esperanza acerca de un futuro, el arrepentimiento , la ambición desmesurada, y claro está, temas más universales como el amor y el odio, que Shakespeare sabe narrar con la pluma que lo ha llevado a ser uno de los dramaturgos más importantes de todos los tiempos.
Es interesante lo que Marcelo Cohen y Graciela Speranza escriben en el prologo del texto: La tempestad es un generoso espacio en blanco, una hipotesis de conciliación de fuerzas heterogéneas, una nube».
Y es que en este texto, los múltiples y disimiles personajes, que se encuentran tratando de alcanzar diferentes objetivos dentro de la misma isla, terminan conciliándose tarde o temprano: los traidores de Prospero, el hijo del rey que intenta sobrevivir, el calibán que busca huir y encontrar otro amo, aquellos que buscan alcanzar el trono de la isla: Una variedad de intenciones disimiles que parecen no tener relación, logran fusionarse en una pieza que se destaca por su narrativa audaz e intensa, en donde el espectador desde el minuto uno entra en sintonía con las situaciones que la obra plantea. Claro que Shakespeare tiene sus particularidades: si bien no es necesario que exista un espectador experto, si es menester que quien asista «La tempestad» sepa que el texto es tan complejo como brillante, y que es necesario estar atentos para no perderse las sutilezas que el mismo ofrece.
De parte de las actuaciones, se destacan los impecables trabajos de composición de Osqui Guzmán, quien con un texto muy complejo, encarna un excelso Próspero, Malena Solda, a quien da gusto ver interpretar al genio Ariel, con escenas visualmente entrañables a su cargo, y Gustavo Pardi, quien le da vida a dos personajes opuestos y bien delineados: Calibán y Antonio. Completan el elenco Martín Slipak, Ivan Moschner, Marcelo Xicarts y Alexia Moyano. Es claro en este caso, como la mirada precisa de una directora (Penny Cherns), logra lucir de forma precisa a cada actor en relación a la puesta.
De los elementos técnicos, impacta la funcional e imponente escenografía de Jorge Ferrari, junto a las luces de Eli Sirlin y el vestuario de Mini Zuccheri. Cabe destacar también la ejecución de violonchelo y percusión de Belen Echeveste, y la música de Rony Keselman.
Arrolladora, con grandes actuaciones y bien narrada, «La tempestad» es un clásico que recomiendo mucho ver.
Calificación: Muy buena.

Esta obra se realiza con el apoyo del British Council.

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Fotos CTBA.
Ficha técnica
Elenco: Osqui Guzmán, Malena Solda, Martín Slipak, Alexia Moyano, Gustavo Pardi, Iván Moschner y Marcelo Xicarts.
Laviolonchelista y percusionista: Belén Echeveste
Asistencia de iluminación : Sebastián Evangelista
Asistencia de escenografía : Luciana Uzal
Director asistente: James Murray,
Movimiento en escena y colaboración artística: Abigail Kessel
Música original, dirección musical y diseño sonoro: Rony Keselman
Iluminación: Eli Sirlin,
Vestuario: Mini Zuccheri
Escenografía: Jorge Ferrari.
Precios
Platea: $220.
Día popular (miércoles y jueves): $110.
Duración (aproximada): 120 minutos. Sin intervalo.
Última función: 5 de agosto

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