Miradas sobre cine y teatro. Colaboran Cecilia Della Croce, Claudia Ferradas y Fabio Albornoz. Un sitio de Manuel Germano

Teatro: «Colaboración – Tomar partido», de Ronald Harwood.

Por Claudia Ferradas.

Ronald Harwood (Ciudad del Cabo, Sudáfrica; 1934) es un dramaturgo y guionista muy presente en las salas porteñas a través de su obra El vestidor (The Dresser, 1980), quizás su pieza teatral más famosa. Ahora también podemos disfrutar de dos de sus tres obras dramáticas centradas en el período nazi: Tomar partido (Taking Sides, 1995) Colaboración (Collaboration, 2008), en el Teatro San Martín. La decisión del director Marcelo Lombardero de presentar Colaboración y Tomar partido, en ese orden, como un díptico separado por un intervalo, pone a ambas obras en diálogo y nos permite reflexionar sobre lo que tienen en común. 

En Colaboración, el compositor Richard Strauss se enfrenta a la decisión de colaborar con el escritor judío Stefan Zweig o con los nazis. La palabra “colaboración” resuena a través de la obra en su multiplicidad de connotaciones, tan positivas en los proyectos artísticos de ambos creadores, tan angustiantes cuando colaborar implica servir a los intereses dominantes, incluso a pesar de las propias convicciones. Esta disyuntiva ante el imperativo de tomar partido marca el puente temático con la segunda obra desde su mismo título. En Tomar partido, el gran director de orquesta alemán Wilhelm Furtwängler debe explicar cómo prosperó durante el Tercer Reich ante un triunfante oficial aliado que está decidido de antemano a condenarlo. Ambas obras, basadas en documentos históricos, abren interrogantes sobre el papel de artistas e intelectuales en circunstancias en que la toma de posición puede costar la vida, temática que reverbera más allá del contexto que se presenta en escena y nos invita a la apropiación. ¿Puede el arte trascender las circunstancias en las que es gestado, ser neutral, apolítico? ¿El virtuosismo constituye un motivo para quedar exento del compromiso, para merecer el perdón?

Las obras nos interpelan desde textos que plantean interrogantes sobre la condición humana, comunicados por medio de la accesible traducción de Jorge Fondebrider, actuaciones memorables y una escenografía y una puesta audiovisual que echan mano de una multiplicidad de recursos de gran impacto sensorial, potenciados por la disposición de la sala Casacuberta. Cada detalle de la puesta (la elección de la paleta de colores, los paneles que se deslizan, los videos, la iluminación, el cuidado vestuario, la música en vivo) contribuye a un hecho estético profundamente conmovedor. Una vez más, vale la pena internarse durante tres horas en el convivio que ofrece el Complejo Teatral de Buenos Aires: teatro del más alto nivel a precios accesibles.

Opinión: Excelente.

Ficha técnica

Dirección: Marcelo Lombardero

Roles protagónicos: Osmar Nuñez y Boy Olmi

Reparto: Lucila Gandolfo, Néstor Sánchez, Sebastián Holz y Romina Pinto.

Música en vivo: Vicky Gaeta en canto, Mariano Manzanelli en piano y Agostina Sémpolis en violín

Escenografía: Gastón Joubert

Asistencia de escenografía: Martina Nosetto

Vestuario: Luciana Gutman

Asistencia de vestuario: Josefina Minond

Diseño y puesta de sonido y video: Gabriel Busso, Marcelo Manente.

Iluminación: Horacio Efrón

Asistencia de iluminación: Agustín Di Grazia

Asistencia artística: Florencia Ayos

Datos de interés

Teatro San Martín. Sala Casacuberta. Corrientes 1530, CABA

De miércoles a domingos a las 19.30 hs.

Duración (aproximada): 180 minutos. Incluye un intervalo.

Platea: $280. Día popular (miércoles y jueves): $140.


Posted

in

by

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: