Por Cecilia Della Croce.
Si la historia la escriben los que ganan,
eso quiere decir que hay otra historia:
la verdadera historia,
quien quiera oír que oiga.
Esta estrofa de Lito Nebbia bien podría servir de prólogo para De eso no se canta, un musical documental-testimonial, escrito y dirigido por Pablo Gorlero, que se construye sobre la base de una sucesión de canciones prohibidas en diferentes latitudes a lo largo del siglo XX. La muy buena selección de textos y canciones recorre un arco que va desde ¿Por qué cantamos?, de Benedetti hasta la Marcha de la bronca, de Cantilo y Durietz, pasando por casi una veintena de letras de autores como Violeta Parra, Víctor Jara, Bob Dylan, Piero, María Elena Walsh y Charly García, entre otros.
La puesta despojada y sin amplificación aprovecha muy bien la acústica y la atmósfera intimista de la sala, y solo se vale de unos pocos elementos de vestuario, una iluminación tenue y el apoyo visual de algunas imágenes y videos (con subtítulos en el caso de las canciones cantadas en inglés) para colocar los temas en el centro de la escena. Las interpretaciones, a cargo de dos jóvenes músicos que acompañan en piano, percusión, charango y coros a los cuatro cantantes, quienes le ponen el cuerpo, la voz y el corazón a las historias que van contando, nos llevan por diversos paisajes y climas.
La clave de este musical diferente está en esas canciones emblemáticas que hablan de páginas de la historia que no tenemos que olvidar porque son un grito de libertad que la censura y la violencia quisieron acallar. Las voces elegidas por Pablo Gorlero logran transmitir toda esa carga de puño cerrado y llaga viva: Nicolás Cúcaro, el más joven del grupo, le imprime gran potencia a fragmentos que repasan las luchas de los trabajadores oprimidos y la rebeldía de los estudiantes del Mayo Francés; Laura González nos regala un «Ay, Carmela» muy sentido que rememora la Guerra Civil Española y el dolor del franquismo. Julián Rubino (Hair) hace gala de una gran garra en su voz y mucha fuerza interpretativa desde su mirada en varios tramos, particularmente en su «Bella, ciao», un verdadero himno popular de los partisanos antifascistas italianos, y Deborah Turza (Un mar oculto) demuestra una vez más que es una maravillosa cantante, dotada de gran sensibilidad en sus interpretaciones: «Fruta extraña» (bellísima canción que constituye un fuerte alegato contra la segregación racial en EEUU), «Es más que amor» como la María Magdalena de Jesucristo Superstar, de Andrew Lloyd Webber, y su conmovedora versión de «La Bicicleta Blanca» de Piazzola y Ferrer.
Una gran idea, canciones que despiertan la memoria y llegan al alma, interpretaciones que emocionan y un espectáculo que vale la pena porque como dice el poeta: “no queremos ni podemos/ dejar que la canción se haga ceniza”.
Opinión: Muy buena
Ficha técnico artística
Idea y dramaturgia: Pablo Gorlero
Intérpretes: Nicolás Cúcaro, Laura Gonzalez, Julián Rubino, Deborah Turza
Músicos: Juan Ignacio López, Tomás Pol
Arreglos musicales: Juan Ignacio López, Mariano Margarit
Arreglos Vocales: Daniel Landea
Coreografía: Agustín Macagno, Verónica Pecollo
Diseño de luces: Rodrigo González Alvarado
Video: Matías Sánchez de Bustamante
Fotografía: Marcela Russarabian
Diseño gráfico: ENdiseño
Asistencia de Producción: Mariela Schvartz
Asistencia de dirección: Francisco Tortorelli
Asistencia de Escenas: Mafe Davila
Producción ejecutiva: ENdiseño
Dirección: Pablo Gorlero
Datos de interés
Teatro La Comedia
Dirección: Rodriguez Peña 1062
Funciones: lunes a las 21:15hs
Segunda temporada – Espectáculo declarado de interés para la promoción y defensa de los derechos humanos
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