Por Manuel Germano.
Un verano más en la costa atlántica: la quietud y la rutinaria vida de Inés, se interrumpe con la llegada de Diego, un hombre que golpea la puerta del bar que atiende Inés en circunstancias muy particulares y dolorosas para ella. Sin embargo, por instinto quizás, o tal vez necesidad, ella decide aceptar su invitación de ir a tomar una cerveza. Algo de aquel hombre extraño que la invitó descaradamente a salir la movilizó y no encuentra, más allá de que lo intenta, demasiadas excusas para negar su propuesta.
Ambos provienen de universos diferentes y si bien no parecen tener demasiado en común con el tiempo se darán cuenta de lo importante que significa para uno estar conectado con el otro. El vinculo entre Diego e Inés crece escena a escena pero nunca llega a consolidarse. Sin duda ambos se quieren y se necesitan, pero las reglas del sentido común no siempre aplican en todos los casos. La vida y los compromisos de Diego antes de conocer a Inés, el hecho que su estadía en Necochea es pasajera, las inseguridades, la desesperanza y la incertidumbre se entremezclarán en perjuicio de este vinculo.
«Yo sé que el amor se trata de una serie de cosas que todo el mundo vive… pero cuando pasan por mi cuerpo, lo que es más fácil para los demás, para mí son todas fatalidades».
La dramaturgia de Alfredo Staffolani es simple y efectiva: el planteo de una relación pasajera pero que deja marcas en sus protagonistas no resulta ajeno a ningún espectador, mientras que la dirección de Luciano Suardi (quien como director también ha llevado adelante un trabajo impecable en «El adulador» esta temporada), utiliza recursos tanto narrativos como escenográficos de gran creatividad y sutileza. Así, los saltos temporales hacia el pasado nos guían para reconstruir junto a Diego e Inés su intensa relación, a la vez que la utilización de la funcional y minimalista escenografía, diseño de Rodrigo Gonzalez Garillo, nos traslada a diferentes espacios con sutiles movimientos sobre el mismo eje.
Maria Inés Sancerni («Amor de película») y William Prociuk («El corazón del mundo») logran crear el vinculo que la puesta requiere desde la primer escena, ambos actores llevan adelante un trabajo sin fisuras. La obra exige de ellos una cantidad de matices y expresiones que logran alcanzar con creces. Completa el elenco Eugenia Mercante, quien ejecuta un rol con frescura y compromiso.
«Atlántico» es una puesta sobre las huellas que deja un relación por más efímera y pasajera que parezca. Una puesta muy recomendable de teatro alternativo.
Opinión: Muy buena.

Ficha técnico-artística
Dramaturgia : Alfredo Staffolani
Actúan : Eugenia Mercante , William Prociuk , María Inés Sancerni
Diseño de escenografía : Rodrigo González Garillo
Diseño de luces : Ricardo Sica
Realización de escenografía : Gustavo Disarro
Diseño gráfico : Ignacio Lascan o.
Prensa: Duche&Zárate
Fotos y redes: Germán Sánchez
Asistencia de dirección : Sabrina Marcantonio / Macarena Rodríguez Cuello
Dirección : Luciano Suardi
Datos de interés
Funciones: Viernes a las 21
Localidades: $ 300.- – En venta por alternativateatral.com
Teatro Anfitrión – Venezuela 3340 – CABA
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