Miradas sobre cine y teatro. Colaboran Cecilia Della Croce, Claudia Ferradas y Fabio Albornoz. Un sitio de Manuel Germano

«El arrebato», denuncia social y búsqueda de identidad propia.

Por Cecilia Della Croce. 

Ya conocemos el talento del joven dramaturgo y director Emiliano Dionisi, que el año pasado nos deslumbró con la mágica Recuerdos a la hora de la siesta (delicioso homenaje a María Elena Walsh que se repone este año en el TGSM). Esta vez, su asombrosa capacidad de bucear en mundos que le son ajenos hasta lograr apropiárselos para darles un andamiaje escénico, lo llevó a sumergirse en la contracultura del rap, donde nace El Arrebato.

El proyecto, dirigido por Juan Martín Delgado (La Desgracia), se desarrolló a través de una coproducción de Arte en Barrios, El Método Kairós y FIBA que llevó la convocatoria para el casting a Villa Soldati, donde encontraron al elenco de intérpretes noveles que traían las zapatillas llenas de verdades y los bolsillos cargados de sueños.

El resultado de un arduo proceso de trabajo es una explosión de energía y nuevas voces que gritan presente, bien “in your face”. Tomando como hilo conductor la vida de Mateo, un pibe como tantos que tiene que aprender a abrirse camino en una ciudad cruel que le da la espalda, este musical es un cóctel molotov que mezcla una vibra testimonial con ficción y nos pega una cachetada de realidad al poner la cultura callejera en el centro del escenario.

Al ritmo de las batallas de rap/ trap, esta troupe se parece a la tribu de Hair, pero en clave 2.0 del conurbano. Como en una reversión hip-hopera  de “la filosofía cruel” del tango, este grupo de artistas de “la poesía que se canta” denuncian la falta de oportunidades y claman desgarradoramente por encontrar una identidad propia, definida dentro de las limitadas opciones que plantean las reglas del juego: “mi título solo se aplica en la calle”, “en la oscuridad mi color de piel deja de importar”, “sos el último de la lista”, “no hay nada que perder si no tenemos nada”. Como en los clásicos, hay una pulseada entre el bien y el mal, y en el final, la balanza puede inclinarse para el costado de los muertos vivos del paco y las bandas de pirañas, o para el lado del orgullo de ser quien sos, y del arte que reivindica y redime porque “cuando alguien te escucha, de repente sos”.

Cuando el teatro le da voz a un reclamo de dignidad shockeante y conmovedor, potente y en carne viva, va mucho más allá de una interesante puesta en escena. Quien quiera oír que oiga.

Opinión: Muy Buena

Walter Sangroni/AFS

Ficha técnico – artística

Dramaturgia: Emiliano Dionisi

Composición y dirección musical: Martín Rodríguez

Dirección y coreografía: Juan Martín Delgado

Intérpretes: Nahuel Quimey, Nahiara Muchico, Alberto Troncos, Fernando Iván Terrones, Luis María Peña Maciel, Zacarías Fraga, Víctor Manuel Corro Gamboa, Elizabeth González

Diseño de escenografía: Giuliano Benedetti

Diseño de vestuario: La Polilla

Coreógrafa adjunta y asistente de dirección: Maia Delgado

Producción ejecutiva: Lucrecia Zunino por Arte en Barrios, Joaquín Duhalde Longui por FIBA y Método Kairós

Coproducción: Arte en Barrios, El Método Kairós, FIBA

Datos de interés

Sala: El Método Kairós – El Salvador 4530 – CABA

Funciones: lunes a las 21hs

Duración: 90’


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