Por Fabio Albornoz.
El slasher se encuentra en vías de extinción. La fórmula se agotó, y el cine de terror se ha visto obligado a tener una cierta trascendencia intelectual o crítica que transformó a las historias simples en enemigos dignos de evitar.
La solemnidad se ha devorado al género. Se ha perdido cierto aire de festividad, de libertad, y peor aún, el deseo por mostrar sangre y muertes elaboradas (el slasher y Giallo son la oda a esa máxima). Si a todos estos datos, le sumamos la región Latinoamericana, entonces la ecuación es imposible.
Por estos lares, la tradición del fantástico es escasa, y ese es uno de los principales motivos que explican el bajo nivel que tienen buena parte de las producciones que se adscriben al género (no tanto en Argentina). Con un panorama decadente para el slasher, ¿quién podría esperar que la resistencia aparezca de un país tan lejano para las grandes industrias de cine? Uruguay se lanza con el primer slasher de su historia, casi como esos países que están siempre destinados a la épica y rebeldía. Maximiliano Contenti lo sabe perfectamente, y es por ello que su film, “Al morir la matinée”, respira un aire a final inminente. El final del subgénero, pero también el de un modo de ver cine: en las salas. El mensaje se acrecienta en tiempos pandémicos, donde las plataformas han dominado todo el mercado y despojado de estrenos a las salas de proyección. ¿Acaso los cines empiezan a correr la misma “suerte” de los slashers? Lo que parecen dos elementos distantes, se cargan de sentido, y cobran cohesión en “Al morir la matinée”, el segundo largo de este cineasta que ha mostrado tener muy en claro las formas.
La historia es, de nuevo, bien sencilla, como toda gran película de terror. Llueve en Montevideo, es el año 1993. La acción transcurre en una sala de cine. Allí se reúnen toda una serie de personajes variopintos que empiezan a ser asesinados uno por uno. El comienzo es impresionante. A través de un dron, seguimos el trayecto de un coche negro que atraviesa la ciudad de Montevideo, brumosa y nublada. En las afueras del cine, tres adolescentes se reúnen y entran borrachos, un niño se esconde en las butacas para pasar a la siguiente proyección, una joven (Ana) suplanta a su padre en la cabina y se hace cargo de la exhibición, el acomodador y por último una pareja en su primera cita.
Maximiliano Contenti descompone la narración para mostrarnos la previa del ingreso a la sala de cine. Los variopintos espectadores que concurren, todo el proceso de colocación de las latas, los niños saliendo de una función, unos caramelos que caen en cámara lenta por las escaleras, y como finalmente todos estos distintos universos convergen para encerrarse en una sala de cine que está casi vacía.
“Al morir la matinée” le hace honor al Giallo con una hiper estilización visual bellísima, y trae de regreso la originalidad de las muertes. Contenti sabe que el elemento importante que une al Giallo con el slasher es el “¿Cómo represento las muertes?”. Debe ser muy visual, pero también original.
La cámara lenta juega un papel importante enfatizando momentos, capturándolos como pinturas en movimiento. “Al morir la matinée” tiene, además, un gran sentido del humor. El montaje pone a dialogar algunas escenas de la película que ven en el cine, con lo que les ocurre a los personajes, y finalmente reconvierte el plano de los caramelos cayendo por las escaleras. Se podría decir que Maximiliano Contenti (y el guionista Manuel Facal), están demasiado enamorados de los tópicos, y descuidan a unos personajes que se quedan excesivamente estáticos y planos. Esto se transforma en un problema cuando el film, luego de mostrarnos el concepto, debe seguir narrando. Allí no abundan tantas ideas, y la estructura ingresa en una especie de bache del que afortunadamente sale bien.
“Al morir la matinée” es una muy buena película que plantea el acto sagrado (y en crisis) de ir a una sala de cine, a la vez que venera y añora un modo de filmar terror, el de las historias simples y donde el entretenimiento está por encima de todo.
Opinión: Muy buena.
Ficha Técnica:
G: Manuel Facal
F: Benjamín Silva
E: Santiago Bednarik
S: Maximiliano Gorriti
M: Hernán González
P: Maximiliano Contenti, Lucía Gaviglio, Alina Kaplan, Daniel Pensa, Miguel Rocca
I: Luciana Grasso, Ricardo Islas
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