Por Claudia Ferradas.

Dos personajes, Ben y Gus, esperan en un sótano las órdenes de un jefe misterioso. Poco a poco nos vamos dando cuenta de que se trata de sicarios. ¿Para quién trabajan? ¿Quiénes son las víctimas? ¿Cuántos “trabajos” han hecho? Los espectadores se hacen más y más preguntas. El conflicto que estructura el drama surge cuando Gus también empieza a formular esas preguntas.

Esta obra temprana de Harold Pinter (1959), estrenada en la Argentina por Jorge Petraglia diez años más tarde, es un clásico del teatro del absurdo. ¿Acaso hay algo más absurdo (en el sentido de la definición de Martin Esslin: lo que carece de propósito) que matar a otro sin cuestionarse por qué ni para qué? Si alguna vez esta obra nos hizo pensar en la “obediencia debida”, quizás hoy, en un contexto de pandemia, nos lleve a reflexionar sobre el aislamiento, sobre la autoridad y su pariente cercano – el autoritarismo- y su contrapartida: la disposición a obedecer sin cuestionamientos.

En esta puesta del director Alejandro Vizzotti, dos actrices,  Claudia Mac Auliffe y  Sonia Novello, encarnan a los dos personajes masculinos, que conservan sus nombres originales. No es la primera vez que esta compañía, De Carencia Virtú, pone en escena una obra de Pinter: ya en 2012 realizaron la puesta de Los Sketches de Revista, donde el director propuso a las mismas actrices representar todos los personajes, tanto masculinos como femeninos. Esta experimentación con los roles de género y los estereotipos que se derivan de ellos abre aún más preguntas.

El único contacto de estos personajes con el mundo exterior es un montaplatos que repentinamente comienza a funcionar y trae órdenes desde “arriba”. Los personajes se esfuerzan en tratar de cumplir con las comandas que les envían por escrito. El absurdo comienza a maquillarse de humor: los límites de la obediencia no cuestionada se diluyen hasta el disparate. El lúdico vestuario diseñado por Gabriella Gerdelics subraya esta puesta en clave de clown. El absurdo nos involucra en el juego circense de la aceptación de roles.

La atmósfera, como es habitual en Pinter, es opresiva. La escenografía de Ariel Vaccaro, apoyada en la iluminación a cargo de Mariano Dobrysz y el diseño sonoro de Rafael Sucheras, contribuyen a crear un clima agobiante, un teatro de amenaza.

Las actuaciones, convincentes y fluidas, construyen un crescendo que se precipita en un remate final que sorprende a pesar de las señales que la trama ha venido tejiendo. Un enorme logro del teatro independiente en tiempos en que los esfuerzos de poner en escena obras de calidad demandan una voluntad heroica. Gracias, De Carencia Virtú, por hacer honor a su nombre construyendo un espacio de reflexión como solo el teatro puede hacerlo.

Opinión: Muy buena.

FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA

Autoría: Harold Pinter

Traducción: Rafael Spregelburd

Actúan: Claudia Mac Auliffe, Sonia Novello

Escenografía: Ariel Vaccaro

Iluminación: Mariano Dobrysz

Diseño de vestuario: Gabriella Gerdelics

Diseño sonoro: Rafael Sucheras

Asistencia Escenotécnica: Raúl Antonio Fernández

Fotografía: Marco Riccobene

Arte: Gabriella Gerdelics

Diseño gráfico: Horacio Petre

Asistencia artística: Marco Riccobene

Asesoramiento De Movimiento: Debora Zanolli

Asesoramiento artístico: Eduardo Bertoglio

Dirección: Alejandro Vizzotti

Compañía: De Carencia Virtú

Datos de interés.

Duración: 60 minutos.


Teatro El Extranjero. Valentín Gómez 3380, CABA. Domingos, a las 18.00 hs.

A partir de agosto la obra se presentará los domingos a las 19.00 hs.

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