Por Manuel Germano.
Sin duda este 2019 fue un año de muchísima actividad teatral, como todos los anteriores. Vivimos en una Buenos Aires que nunca descansa y en la cual las artes escénicas siempre tienen algo nuevo que ofrecer. La esfera de teatro público, el off y calle Corrientes no dieron descanso, y si bien la situación económica tuvo mucho que ver en la venta de entradas, lo cierto es que el teatro brilló de todas formas. Aquí, mi top 5 de las mejores obras de este año:
1.«Después de casa de muñecas», de Lucas Hnath.
La obra de Lucas Hnath, que nos sitúa 15 años después de la partida de Nora en «Casa de muñecas» de Henrik Ibsen (1879) fue sin duda una de las grandes propuestas teatrales de este año en calle Corrientes. Dirigida por el reconocido director y dramaturgo Javier Daulte (nominado al premio ACE por este trabajo), y protagonizada por Paola Krum, Julia Calvo, Jorge Suarez y Laura Grandinetti (ganadora premio ACE), la obra pudo verse en su exitosa temporada en el Paseo La Plaza cosechando excelentes críticas y fervorosos aplausos.
La potencia de su interrogante («¿Iguales?»), que aún hoy nos interpela con fuerza, la excelente dirección de actores por parte de un maestro como Daulte, y el notable trabajo de todo el elenco hicieron de esta pieza un verdadero HECHO TEATRAL, de esos que logran atravesar diferentes emociones y abren el dialogo pos función para seguir debatiendo sobre las temáticas que la pieza recorre.
«Después de casa de muñecas» quedará grabada en la retina y también en los recuerdos de quienes hayan sido testigos del encuentro de Nora y su familia en el living de la casa luego de esos 15 años en donde pasaron tantas cosas. La ganadora del premio ACE al «mejor drama» es una de esas historias que uno siempre agradece ver sobre las tablas.
¡Felicitaciones a todo el equipo creativo!

2. «Recuerdos a la hora de la siesta», de Emiliano Dionisi.
La obra del joven y brillante dramaturgo y director Emiliano Dionisi inspirada en el universo poético de Maria Elena Walsh fue sin duda la obra de teatro musical – infantil más potente y taquillera de la temporada. Su corta duración durante las vacaciones de invierno dejó a muchos espectadores sin la posibilidad de verla. Las entradas se agotaron con rapidez luego de su primera función: lo que planteaba la obra tenia tanta magia y era tan completa que atrajo con rapidez a niños y adultos por igual. La fusión de actores de teatro musical, con bailarines del ballet y el grupo de titiriteros del Teatro San Martín logró crear una pieza en donde la imaginación y la emoción dijeron «presente» función tras función.
Imposible destacar un aspecto de esta bomba de alegría y encanto que es «Recuerdos a la hora de la siesta«, que vuelve este 2020 al Teatro San Martín y con una temporada más larga para que todos podamos volver a disfrutarla (y el que no pudo, lo podrá hacer este año venidero).
Premiada en los ACE y los HUGO de este año, la obra de Dionisi sin duda volverá a emocionar a quien la disfrute. Brillante y emotiva.

3. «Las promesas», de Juan Andrés Romanazzi.
En el teatro Polonia, ubicado en pleno Palermo, tuvo lugar una obra íntima y pequeña que nos trasladó desde un primer momento a otro espacio totalmente ajeno a las luces y los sonidos de cualquier urbe. Una casa en penumbras habitada por una mujer que espera. Esta espera está cargada de recuerdos, frases, momentos. Luz y oscuridad, una tristeza infinita que se enuncia en determinadas frases, cajones que cuentan historias y crean personas. Paula Fernández Mbarak es la encargada de contarnos de que se trata este momento que vive su personaje, o, lo que pasó con su padre, la realidad de su madre. La historia de una hija que espera se cumplan las promesas que alguna vez le hicieron.
Juan Andrés Romanazzi construye un material de gran potencia dramática y sensibilidad. La dupla que conforma junto a Fernández Mbarak atraviesa la escena y cala hondo en cada uno de los espectadores.
Emotiva, sólida y actuada de forma impecable (a mi humilde entender, una de las mejores actuaciones femeninas del año). Quiero volver a verla pronto, ser testigo una vez más de la confesión de esa hija.
Desgarradora y profunda. Felicidades Paula por tu entrega!!!

4. «La enamorada», de Santiago Loza.
Loza y Cacace juntos nuevamente. En «Mar de noche«, protagonizada por Luis Machin (y que también estuvo en cartel este año) crearon una pieza magistral. En esta oportunidad, junto a Julieta Venegas, quien además de actuar compuso junto a Loza las canciones de la obra, estrenaron «La enamorada«, en la hermosa sala del Teatro Picadero, un unipersonal que combinó hermosas canciones originales interpretadas en vivo por Julieta y un texto muy emotivo que refleja la vida de su protagonista, una chica como cualquier otra, con sus miedos, decisiones, y el eje principal del texto: como el amor en sus diversas formas impacta en su vida.
Sorprendió gratamente Julieta Venegas como actriz. Su presencia escénica no solo brilló al momento de interpretar las bellas canciones, si no también durante el desarrollo de toda la obra, donde se hizo cargo con una emoción casi palpable de un texto con muchos matices. La relación con el público fluyó desde un primer momento, cuando su personaje nos atrapa con su simpatía y luego nos estremece y a la vez nos hace reir con su historia.
Un espectaculo lleno de sensibilidad y de gran belleza visual.

5. «Reconstrucción de una ausencia», de Gonzalo Marull.
Conmovedora, desgarradora, oscura. Esas son algunas de las palabras que se me vienen a la cabeza al pensar en esta obra de Gonzalo Marull, dirigida por Marcelo Moncarz y protagonizada de forma sublime por Jorge Gentile (una de las mejores actuaciones masculinas del año).
La vida trágica de Jorge Baron Biza y su familia. Una historia cargada de momentos oscuros, muerte y dolor. Moncarz llevó adelante la enorme tarea de contar este relato de la mano de un solo actor. Gestos, voces, silencios, una luz tenue que también le da espacio a la oscuridad, pues lo oscuro está ligado al relato de forma directa.
Una obra con una carga dramatica enorme que el equipo creativo afrontó con creces. El resultado es una pieza inolvidable por la riqueza de lo que se cuenta y el nivel de compromiso con la que se ejecuta. La angustia también forma parte de la experiencia, resulta difícil que alguien salga de la sala tal cual como entró, más allá que uno sepa o no la historia de esta familia. Cuando esto sucede es cuando el teatro vive: cuando pasan cosas en la escena y al mismo tiempo, pasan cosas en el interior del espectador.
Realmente espero que esta obra vuelva a representarse, para todos aquellos que aun no la vieron. TEATRO con mayúsculas.

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